El clavicordio es un instrumento musical de la familia de los teclados con cuerdas. Nació en
Europa alrededor del siglo XIV y se considera como el predecesor del pianoforte, conocido
actualmente como piano.
Es de estructura rectangular. Sobre uno de los lados largos tiene el teclado y a
los lados de este se disponen las cuerdas. Las teclas del
clavicordio,
al ser presionadas, activan unas pequeñas placas metálicas conocidas como tangentes,
situadas en uno de los extremos de las cuerdas tensadas. Con esta activación las cuerdas son
golpeadas o percutidas y así es como se produce la vibración generadora del sonido. Cuando se
suelta la tecla la tangente vuelve a su lugar original y los fieltros amortiguan la vibración,
dejando de emitirse el timbre acústico. Este sistema es ligeramente diferente del empleado en el
clavecín,
donde en lugar de percutirse, las cuerdas son punteadas por unos plectros.
El hecho de que la persona que maneja el teclado tenga control directo sobre las
cuerdas permite la realización de vibratos (variaciones en la afinación); para ello se tiene
que modificar la fuerza con que se presiona una tecla mientras la tangente está en contacto con la
cuerda. Sin embargo, aunque se pueda controlar la intensidad del sonido, este tiende a ser en todos
los
clavicordios
bastante bajo. Su uso, por lo tanto, siempre ha estado algo restringido; nunca ha contado con la
potencia necesaria para satisfacer a grandes audiencias en las salas conciertos, por lo que se
utilizó principalmente en casas o en espacios cerrados o pequeños.
Se dice que el clavicordio fue inventado en Inglaterra, aunque el fundamento
nace en el monocordio, creado por la Escuela de Pitágoras en la Antigua Grecia. Afirmaban
que una cuerda en tensión, si se le hacía vibrar en diferentes longitudes podría producir todas las
notas de un hexacordo, siempre y cuando las diferencias de longitud guardaran ciertas relaciones
proporcionales, establecidas mediante las matemáticas.
En los siglos del Renacimiento y Barroco fue donde el clavicordio alcanzó mayor
protagonismo. El hijo célebre del compositor Johann Sebastian Bach (Carl Philipp Emmanuel Bach) en
el siglo XVIII fue uno de sus mayores impulsores, creando diversas obras destinadas a ser tocadas
con un clavicordio. Sin embargo a finales de siglo surgió el pianoforte como instrumento más
moderno y novedoso. Palió el defecto de la intensidad del sonido; el clavicordio podía ser
configurado para que emitiera dinámicas acústicas suaves o más fuertes, pero no ambas al mismo
tiempo. El pianoforte (del italiano piano, suave y forte, fuerte), inventado por el
paduano Bartolomeo Cristofori, sí que podía combinar las dos intensidades por lo que relegó al
clavicordio a un segundo plano. Desde entonces el ahora conocido como piano
(en sus diferentes variantes) ha sido el medio utilizado por casi todos los compositores de música
clásica para reproducir sus obras.
En la actualidad el clavicordio es considerado un instrumento obsoleto, aunque
algunos autores han realizado piezas exclusivas para él. Tal es el caso del compositor inglés
Herbert Howells, que durante el siglo XX compuso El clavicordio de Lambert y El
clavicordio de Howell.