Lo más importante a la hora de tocar el piano es conocer su teclado. Este se divide en
varias octavas (conjunto de teclas), donde la más grave está en el extremo izquierdo y la
más aguda en el derecho. Las teclas negras son los sostenidos y los bemoles
mientras que las teclas blancas son las naturales. Para distinguir qué nota
corresponde a cada tecla resulta útil dividirlas en dos grupos: do, re, mi y
fa, sol, la, si. El primer grupo de tres teclas es el que envuelve a
los grupos de dos sostenidos. El segundo es el que se agrupa alrededor de los grupos de tres. De
esta forma su combinación forma una octava, es decir, la distancia entre un do y el
siguiente do.
Hecho esto también importante conocer la posición inicial de las manos.
Es recomendable empezar sentándose en la parte central del piano, ya que los
pianistas
se suelen situar ahí para alcanzar con ambas manos todos los registros de notas graves y agudas.
Hay una tecla llamada do centralque es conveniente aprender. Se sitúa en el centro
geométrico del teclado y si resulta complicado memorizar cuál es exactamente se le puede poner una
pegatina. El pulgar de la mano derecha se coloca sobre el do central, y el resto de dedos se
disponen de forma consecutiva sobre el re, mi, fa y sol. El meñique de
la mano izquierda es el que se sitúa en el do de una octava menos, a la izquierda del do
central. El resto de dedos ocupan el re, mi, fa y sol, dejando
libres las teclas la y si de esa octava. El uso de los sostenidos y bemoles se puede
obviar hasta que se tenga más práctica tocando el piano,
Antes de comenzar a tocar partituras se recomienda ganar versatilidad y
destreza con los dedos. Es una práctica muy habitual el utilizar al principio una sola mano y
tratar de tocar una octava completa de do a do. Para ello se empieza con el pulgar de
la mano derecha sobre el do, índice con el re y corazón con el mi. Luego, en
vez de tocar el fa con el anular se hace con el pulgar nuevamente, que pasa por debajo del
índice y corazón. De esta forma la mano queda inmediatamente desplazada justo antes de seguir con
el sol, la, si y do, que son tocados por el resto de dedos de la mano.
Este desplazamiento o cambio es un procedimiento muy útil para ganar soltura en el movimiento de
los dedos y manos. Además, de esta forma también se puede ir conociendo la respuesta del teclado a
la fuerza aplicada por los dedos, con el fin de desarrollar una armonía adecuada.
Cuando se conozcan bien las notas y se empiece a
tocar el piano
utilizando las dos manos resulta de gran utilidad practicar acordes. Los
acordes de piano
implican el uso de varios dedos a la vez, por lo que es necesaria cierta práctica para obtener una
buena sincronización y sensación armónica. Con la práctica de acordes se van generando
automatismos en el cerebro que permiten a la larga un aprendizaje mucho más rápido. Crear
estos automatismos es fundamental antes de empezar a tocar partituras, al igual que memorizarse
estas o, al menos, el principio de ellas. Cuando no se tiene mucha práctica con el
piano
la concentración sobre el teclado es indispensable, por lo que seguir los pentagramas que no se
conocen puede entrañar cierta dificultad añadida.
Si cualquiera de los pasos cuesta más de realizar de lo que uno espera no hay
que desanimarse sino practicar más y tener constancia, requisitos básicos a la hora
de aprender cualquier técnica.